Sé que perderemos el miedo cuando ya no tengamos nada más que perder. No sólo nos recortan el estado del bienestar, sino que además insultan nuestra inteligencia diciendo que hacen lo que el pueblo ha votado o lo que ponía en su programa electoral. ¿Acaso no sabemos que su programa era: sin detalles, sin compromiso, genérico y valía igual pa un fregao que pa un cosío?.

A estas alturas yo me conformo con que, al menos, no se rían de nosotros cuando hacen las leyes. Es que quienes nos gobiernan merecen una temporadita despedidos de sus cargos, desahuciados, que les dejen sin sanidad y sin derechos. (Sin educación ya están).

Cada vez estamos más cerca de la vuelta a la esclavitud en que los pobres se peleen por los trabajos y por la comida. Hoy no se ha parado todo. Parece ser que los millones de excluidos o la gente que pierde la cabeza porque no aguanta más, no son motivos suficientes para hacer una huelga total.

En la prensa de mañana nos querrán vender que los sindicatos tienen poco poder de convocatoria. Las causas de este no paro total podemos buscarlas en el miedo al despido, la urgente necesidad del salario, y la insolidaridad de algunos. Como manifestarse sale más barato y algunas manifestaciones cogen a muchos fuera de horario laboral, además de parados y jubilados, pues sí que nadie puede negar que han sido rotundo éxito las manifestaciones.

Quieren que creamos que “la vida es así”. Pero no es así. Ellos quieren que sea así. Mientras menos parte del pastel nos toque a nosotros, más les queda a ellos, los poderosos, los codiciosos.

El gran titular del jueves debiera ser “Manifestarse no cuesta”. Espero que a nuestro querido gobierno no le dé igual los cientos de miles de manifestantes. ¿No odiamos todavía por encima de nuestras posibilidades?. ¿Esperamos a que crezca el odio?

Será más sensato que rápidamente se produzcan cambios, explicaciones y que haya justicia. ¿Que no existe la justicia? Pues ¡vamos! ¡a inventarla!.