Tan solo espero de ti dos palabras,
para envolverlas en dulce silencio;
guardarlas donde nace el sentimiento
cubrirlas para siempre con mi espalda.
Ellas me han de librar del sufrimiento
y me darán la fuerza en mil batallas.
Sé bién que lo sientes, y aunque te callas
no puedes aparcar tu pensamiento.
Te nace en lo más hondo de tu entraña
y el poder expresarlo te da miedo.
En tu boca, la frase, es bien extraña.
¿Tanto te cuesta a tí decir: ¡te quiero!?
Si siempre me lo dicen tus miradas...
¡Avanza de una vez y alcanza el cielo!.