Noche de borrachera
Se elevan voces,
se derraman en los muros.
Cúpulas ruedan
por anónimos laberintos.
Taciturnas, dormidas,
están las sombras.
Pasos inauguran la sed
de transparencias.
Se adueña de las cosas
alienadas.
La sangre
se yergue en relámpagos.
La pupila intuye
cada musgo de la noche.
Busca respuestas.
El alcohol lame llagas.
El acontecer enmudece
excitado de deseo.
Perturbado,
entre un hálito de cordura.
Masculla monstruosas palabras,
mientras se multiplican
las primeras burbujas
de luz de la alborada.
En la obsesiva búsqueda,
se desvanecen espectros.
Sencillez de cenizas
que muestran
la genuflexión
del hombre de aldea.
El que guardó su furia
para enfrentar intemperancias.
Viviendo allí travesía
de ausencias,
en las entrañas de las sombras.
Camino de la tierra
se extiende.
Con la simpleza del agua
mediante infinitas hebras,
afiebradas.
Con imperioso afán
de entrega.
Sun dejar huella.