Yo tengo costumbre de tu perfume,
siempre mimas mi olfato con agrado.
Que tú eres la razón de mi existir
y en triste sinrazón vivo penado.
Poco digno vivir esperanzado
al ahínco con que vives tu albedrío.
Otros aires menos alucinados,
se merece el pobre corazón mío,
de vida que no sean tus manías.
Me enferman tus secretos y chirrío
con las alas de esta duda que me guía.
Autor: Pedro Jesús Cortés Zafra.