Nunca decaigas,
que quien se rinde
llena su corazón
de amargas llagas.
Vendrán cabezas
de lagartos
muertos de hambre,
por las sendas vivas
de los viejos puentes,
mordiendo el aire.
Mordiendo
invenciones de hombres
que lloran y en soñar
no se entretienen.
¡Muchacho huye!
Que el aguacero,
que viene poquito a poco,
de los luceros,
se llevará
tu corazón roto.
Zarpa en tu nave,
Encontrarás tu destino
en huellas de aves
que rondan las esquinas
con sus señales.
Abre tus sienes
al arco iris de colores
que el aire tiene.
Nunca decaigas,
que quien se rinde
llena su corazón
de amargas llagas.