9 enero 2013
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La ilusión que nace, muere.
Y después sólo recuerda,
(¡Ay! ¡Loca esperanza cuerda!).
Que nuestra alma nos duele.
¡Cuántas esperanzas muertas!
¡Qué pocos recuerdos vivos!
Sigue el corazón altivo
Luchando por ver si enmienda
De los hombres el destino.
Y es que, el corazón humano,
Siempre presume muy ufano:
¡Sobreviví a lo vivido!.