Con odio en las miradas
y su puño agresivo,
con el alma amargada
y sus ojos furtivos.
Nunca miran de frente,
cuanto es positivo.
Nauseabunda expresión
que les hace cautivos
de su ingrato rencor
hacia todo lo vivo.
Por las grietas del odio
se les va, de la vida,
todo su contenido.
Y se creen que tienen
raíces profundas.
Mundo sin esperanzas,
con sonrisa iracunda...
Sin saber que sí existen
los milagros posibles.
Sin saber que ellos son
de una especie
de absoluta extinción.
Pedro Jesús Cortés Zafra.