A dentelladas, tú existes, sobrevives.
Mutilaron la savia de tus valientes hechos.
En la complicidad de los silencios...
que en el mundo existen “los sinderechos”.
La injusticia, hollando el corazón,
en opaco penar sin conciencia,
que insiste en no saber historia.
Y de sí se pierde en sus miserias.
Tendieron emboscadas a la vida,
pero héroes son los obreros.
Asediaron sus raices, sin amarras,
que estuvieron muriendo.
Sepultaron las fauces codiciosas
con olas de almas transparentes.
Rompiendo cortejos de tinieblas
con su luz refulgente.