23 enero 2013
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19:25
A veces me pasa
Encuentro tu espíritu, amor,
Temblando.
Recelo vacía, tu alma, de la casa
Y con dolor.
Dudo si algo malgastamos.
Dejo de evocarte
En mis sueños.
Alargo mi mano
Cuando despertamos
Y te hallo distante.
No me atrevo a tocarte.
Cierro los ojos
Y finjo estar dormido
Todavía y me giro.
Me acuerdo que tus ojos
Tenían sed de los míos...
Me acuerdo de suplicarte.
Pero sé que es en vano.
En tus labios,
Mi nombre, no va a manar.
Ni abrirán, de amor, los ramos..
Dicen que a nuestra edad
Pasa a mucha gente.
Quizás sea solamente
que caminamos,
Con paso firme, hacia la muerte...
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23 enero 2013
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15:40
Habló ya el señor Montoro
Como respuesta, su enfado
En toda su intervención
A Bárcenas no ha nombrado.
Con descalificaciones
Y acusaciones varias
Niega haber diseñado
La amnistía pa los “Bárcenas”.
Asientos conservadores.
Congreso de Diputados.
Con reacciones airadas
De la vergüenza han hablado.
Que les suena la palabra
Que algún día han escuchado
Al afirmarles la gente
La poca que han “conservado”.
Se niega la opacidad
De regularización
Por los defraudadores.
Capital de corrupción.
Disfrutan dinero ilícito
Y están todos tan campantes.
Ahora revisan las cuentas
Quienes lo robaron antes.
Hasta inspectores de Hacienda
Con manos en la cabeza
Que apenas pueden enterarse
Como es el rompecabezas.
Que con la amnistía fiscal
Regularizan dinero
Sin origen declarar
Van diciendo... ¡piri juego!.
Montoro se ha sulfurado
Límites a la ruindad
Se encuentra el hombre buscando
Pa no ensuciar ni en fangar.
La gente quiere saber
De dónde salió el dinero
El que tenía en Suiza
Bárcenas, extesorero.
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23 enero 2013
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13:43
En silencio se bebían dos bocas amantes. Ocupado en su centro el labio, hizo girar el mundo en torno al beso. Una y otra vez. Sin reconocerse en vanas palabras. Buscan sus cuerpos hacia adentro. Anhelando el corazón en la espesura del pecho. Se perdían jadeantes, ansiosos, entre un mar de caricias. Cuando las campanas de la cercana iglesia tocaban a maitines, se hallaron sudorosos, vivos...
Al filo del encuentro con la aurora, por las verdes esquinas de sus almas, se poseyeron nuevamente. La noche de azucenas llegaba a su fin. Por vez primera amanecieron juntos. Su felicidad enjalbegó las nieblas de la mañana. Sus actos, decisivos, estremecieron de gloria el aire de aquel día. Al abrir la ventana, repentinos palomos volaron hacia la luna llena que aun estaba en el cielo. Una sábana de verde yerba, acariciaba titubeante la colina donde estaba la casa. Fiel a sus cadenas el alma sonreía.
Mientras se vestían, él tendió sus manos. Cautivo, en torno a su cintura. El corazón llenaba de latidos la alcoba recién inaugurada. Palpitaban olvidados del mundo. Sólo su presente. A sus almas llegaban cantos de guitarras y alabanzas. Sonaba de vez en cuando un “¡Te quiero! Que repetían con orgullo. La luna, envidiada se disipó en el azul del cielo.
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23 enero 2013
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Una marea de intrigas en la prensa. Un destino incierto. Los cuerpos cubiertos todos por el siroco. Además del uniforme, los soldados con un pañuelo a modo de bufanda. Solo dejaba ver los ojos, cubiertos por unas gafas que impedían penetrar en ellos a las finas arenas. Eterno verano.
Mientras en los despachos, brazos traicioneros tramaban sus propios beneficios. Tras las dunas, el pueblo aterido, lejos y ajenos a cuanto le deparaban. Un viscoso montón de mentiras oficiales tejían redes de guerra. De harapos. De cuellos muriendo por culpa de quienes hablaban sembrando demencia en las arenas. Sembrando conjuntos de huesos insepultos. El aire se vistió de traiciones fraticidas.
En la impunidad absoluta los causantes. Atormentando con tinieblas homicidas. Con descargas crueles. La cobardía imperando contra el pueblo. Ocultando el vaivén de ojos llenos de miedos. En comienzo del destierro. Un destierro con calor encrespada donde sobreviven décadas después. Donde todo se juega a muerte o vida. El país colono, abandonó a quienes tenían carné de identidad como españoles.
En la metrópoli, nadie se atreve ni a pedir una tregua. No se aventuran ni un instante. Ni se levanta el viento de sospechas. Los habitantes son para ellos seres insignificantes que viven sus torpes agonías. En los discursos oficiales, falsos lazos de rebeldía. Después, al domingo, comen sus eucaristías del brazo de sus señoras. Sin confesión del espanto que dejaron en la luz del desierto
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22 enero 2013
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De San Javier, Virgen de la Esperanza,
Mi Reina salida de entre las rosas.
Late en tus ojos misterio de cosas,
En tus ojos tan grandes y tan bellos,
Tú me viste con piadosa mirada,
Que alentó para siempre mi esperanza.
Conmigo irás mientras yo tenga ser.
Hasta el último, hasta el último momento.
Yo cristalizo en ti un infantil anhelo
Y tu bello rostro, su suave encanto,
Dulce calma infunde en mi desconsuelo.
Virgen de la Esperanza yo te pido
Por siempre bendigas a los míos.
Y a todos los humanos ayúdalos
En sus penas, y seas para su alma
La Esperanza de una vida más buena.
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22 enero 2013
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15:47
Mis alpargatas azules
Con el dedo gordo fuera
Y la sonrisa en la boca
Como si rico yo fuera.
Que tenía la riqueza
De un alma limpia y sin penas
De hermanos y de amigos
Que hacían mi dicha plena.
Unos padres adorables,
Y para mayor amor,
Bien me mimaban abuelas.
Tratándome con primor.
Viví yo una infancia buena.
Haciendo el papel de niño.
Si algo me faltó en ella.
Lo suplieron por cariño.
No supe qué era sufrir
Pues era un niño con suerte
Que era el guiso más humilde
Servido como un banquete.
La ilusión y la alegría
Con que mi madre afrontaba
Cualquier problema del día
Hacía que fuera nada.
Ante el quehacer cotidiano.
Siempre sembraba optimismo
Jamás ella se quejaba.
¡Ay! ¡Qué orgullo de los míos!.
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22 enero 2013
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Yo te besaba. Aflojaste tu cinturón y dijiste:-estoy muerta-. Descansabas tu cabeza sobre mis piernas. Te dormiste. Apretabas mi mano y poco a poco te soltaste. Yo, bajo el cielo, sentado en la arena. Tú tendida. Te servía de almohada. Un silencio impalpable solo roto por el suave oleaje. El hecho era un cuadro delicioso. Nunca olvidaré tu sonrisa. Corrompida por tu mentira. No me hablaste de que...
Asomaban a mi corazón, en espera de un final desenlace, dientes de tristeza. Sobrevolamos la luz de la tarde en nuestros labios. Viajaron nuestros espíritus a islas indecibles. A ciudades sagradas de pasión. Pero el frío de la realidad ganaba terreno en mi mente.
Temía enamorarme locamente. Perdidamente. Ser un juguete en tus manos. El tenue paso de las nubes ponía melancolía en el aire. Se disipaban como hombres distantes perdidos en la lejanía. Habías ido allí para regresar a mi cuerpo. Para robarme mis besos. Tu boca ponía armonía debajo de mi boca. Entrecortando la respiración. En tus sueños te imaginaba navegando por mares silenciosos. No podía planear un futuro contigo. Mi amigo me confirmó hoy a qué se debían tus esporádicas desapariciones. No habrá noches compartidas.
Inmóvil, con tu ausencia de sueño, en silencio... el aire es aliado. Miraba al mar y veía nadar nuestros deseos. El aire puro. Tú, alejándote. Abandoné las ensoñaciones. Descendí a la tierra. Me quedé a la orilla de los sueños. Sin poder surcarlos. Mi alma quería tener alas para poder batirlas y seguirte siempre. La carne caliente por el sol de agosto se enrojecía. Con tu sostén y una toalla te hice una almohada y me aparté. Dormías plácidamente. Volví a separarme unos metros. A mi sitio único. Tu lecho comenzó a serme tan distante...
El mar es el final, aquí los ríos desembocan y recuperan sus azules disfraces con ribetes blancos sobre la arena. También mi pecho desemboca aquí, junto al mar. En este instante. Abriste los ojos y mientras te desperezabas me dijiste: -abrázame-
Entré en mi propio sueño. Tu aliento me rozaba. Me armé de valor y te dije:- tú no habitas el mundo en que yo vivo, debemos dejarlo. Hoy supe que estás casada y en un año no me dijiste nada-
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21 enero 2013
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Si renace el amor,
Destejerá la noche.
Como yo, desharé
Mis desganas en el aire.
Una ola de tristeza
Es hoy manto del corazón.
Mojada mi vida,
Que tengo... ¡a nadie!.
¡Un mar de soledad!
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21 enero 2013
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Que yo a ti te la pedí.
Agüita que tú bebías,
Y no me la diste a mi.
Y ahora que tú tienes sed
Me la reclamas a mí.
Mi corazón te buscó
Cuando tú no me querías.
Es que hay que estar alerta.
No ir derramando el agua
Que quizás mañana quieras.
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21 enero 2013
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Yo tuve celos de la brisa de poniente que en esa nueva aurora la tenía abstraída. Me desvela un batir de mi alma ardiente hacia ella. Me parece que está aburrida. Contempla el ala de los pájaros que revolotean planeando sobre la ventana. No sé si su mirar es de aguante o es plata de felicidad. Frente a ella se extiende el paisaje verde. No parece alterada.
A mí mismo me digo que quizás le impongo, duro, mi divisa. Al amor hay que darle tiempo y espacio para cada uno. Eso lo llevo fatal. Sería para mí una meta hostil. Simulo estar desganado. Sé que está extenuada. Pero su belleza es mi única espera. Mi obsesión. Mi senda en el mundo. Desafiar la naturaleza a fuerza de caricias, besos..., amor al fin.
Mis veinte primaveras me hacen no pensar sino en oler su nuca, besar su cuello, bajar lentamente por las vivas colinas ardientes de sus senos. Y poseer su cuerpo. Su espíritu. Toda ella. Sí, poseer. Sé que es palabra contraria al amor. Que sólo se da en igualdad. Pero es lo que mi alma siente. Antes perdería la vida que su sonrisa y la suavidad de su piel.
Soy un hombre muy afortunado. Recobrada la cordura y un poco de paz, ya sin prisa, sonriendo a su gracia al moverse, la contemplo. Me convierte cualquier pena en primavera.
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