Hay olor a muerte en la taberna.
La sangre, por los caminos,
busca la sal de la tierra;
por recodos del abismo.
Hay olor a muerte en la taberna.
La muerte monta a caballo,
sin bridas y sin espuelas.
¡Febriles tardes de mayo!.
Hay olor a muerte en la taberna.
La gente se arremolina
junto a la sombra siniestra
que viene por las esquinas.
Hay olor a muerte en la taberna.
Un soldado de marina,
con la frescura de un nardo,
pelea con navaja fina.
Hay olor a muerte en la taberna.
Por una hembra se matan
llegando al hondo más negro
el rasgar de las guitarras.
En la taberna del puerto,
por una hembra gitana,
yacen dos muchachos muertos.
Pedro Jesús Cortés Zafra.