Engarzar anhelos
y ser enseña de utopías
pretenden mis versos.
Que siga mi memoria como está,
que atracos en las urnas,
mala cosa es recordar.
No quiero de elefante la memoria,
que sangra desvergüenzas ajenas,
más prefiero el presente de la historia,
que busque soluciones a las penas.
Pero, aviso, los poemas son torrentes
que no gustan de crímenes de bancas,
que con ironía de gente prepotente,
gastan a todo lujo y comen ancas.
Para ellos, serán úlcera dolorosa del día
gotas de roja angustia, sangrante
ironía, comerán socarronería..