Sangran las luces de dolor
Malheridas, destrozadas...
Las bellas rosas claras
Volviéronse negras.
Negras sus formas.
Negra su alma...
Sus azules ojos,
Cual espectros, deambulaban.
Sólo cenéforas intentan
Alegrar su mirada
De melancolía llena.
Derramando la luz
De sus frágiles cestillos de cristal
Bajo sus sueños
Que corrían por una marea
Tan baja que dolía por su hondura.
Que sólo era alumbrada
Por la lánguida luna
Y su claridad helada.