Ébano frío había sido la noche.
El golpe de aldaba de la mañana
Que era el sol entrando
Oblicuo por las rendijas de la ventana
E iluminando el polvo,
Supuso mi ahogo, mi agobio...
Y sus reproches y su desamor
Brillaron en el loco espejo de sus ojos.
Mi alborotada alma prisionera
Percibió rayos de sol,
en el mundo exterior, sin ella.
Donde antes hubo frágiles estrellas.
Imagen irreal, deseada por mí
Que no por ella,
Sólo quedó mi corazón
mojado por el llanto de su ausencia.