Sólo buenos amigos...
Pero vísteme, con tu amistad,
a contra viento.
No moverán de mi frente,
en esta vida, la amistad
apacible que te tengo.
Enraizada como un árbol,
sosegada, suena en el aire,
a mi alma unida.
Perenne antídoto del veneno
de inquietud de pensamiento
es la serenidad que siento
al sentir tu caminar sereno.
A contra cielo seamos, de por vida,
como hoja sostenida entre los dedos.
y, en medio del camino,
caminemos
con la frente alta bebiendo
la hermosura que la vida
reserva a los amigos
que son buenos.
Autor: Pedro Jesús Cortés Zafra.