Fantástica claridad
Noche de místicos sueños
Divina la luna llena
El alma libre, sin dueño.
Sentado al fresco en mi puerta
El mes de julio mediado
Un infinito silencio
De paz y armonía sedado.
El perfume de las rosas
Nos da su mágico aliento.
Del adormecido parque
Llegan la brisa y el viento.
Nada la quietud perturba
Noche tibia y perfumada
Ráfagas de olor a pinos
Noche límpida y diáfana.
Que es la entrada de mi casa
Como una selva encantada.
Y en las noches coge el alma
Gráciles alas de plata.