29 mayo 2016
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Dejemos, a nuestros hijos,
buena dosis de humildad
y enseñémosle de chicos
a querer y a perdonar.
*
No se puede ser completo,
ni vivir en armonía
renegando los afectos
y sin curar las heridas.
*
¡Cómo les duele a los troncos!,
¡qué pena y qué desconcierto!;
cuando con un gesto bronco
sus ramas arranca el viento.
*
El alma tiene una pena
muy difícil de medir
cuando tu sangre en la vena
va renegando de ti.