Con sendas preñadas,
repletas de mañanas;
el sufrimiento de naufragar,
hacia el pernoctar lento
y borracho de la muerte.
Envueltos en levante
con tormenta de vientos
y oleajes de sueños
que insultan las heridas
de un Neptuno ausente.
La magia indolora
sobre un casco que transpone
endereza lo deshonesto
y ahuyenta lo horrible de cubierta.
Con valor perenne,
desafiante, hiriente y loco
grito eminente de la noche.
Se produce la embestida
humana al mar-cementerio.