En la tarde fría y ventosa,
gélido invierno,
mi alma sabe la tragedia penosa
de hacerse viejo.
Las ilusiones se deshacen,
se van los sueños.
Y en la tristeza de los árboles
se mueve el viento.
Y en el paisaje, que muere,
mi voz despeino.
¿Se quebrarán por siempre
los dulces sueños?
Va cayendo lentamente la nieve
en mi corazón desierto.
Veo perderse la alegría
por allá lejos.
Pedro Jesús Cortés Zafra