Ten cuidado, hijo mío,
las certezas me dan vértigo
y en negruras de la noche
los días van convirtiendo.
Y la libertad soñada
inmóvil la van volviendo.
Cambian la misericordia
por azufre y duros hierros.
pues es hermoso el abismo,
nos gusta sentirnos fieros.
La sombra siempre es esbelta,
aunque no lo sea el cuerpo.
Demonios de negras alas
vuelan amores desiertos
y rozan tu corazón
y en ellos se va creyendo.
Solo quien piensa y quien duda
va, su verdad, entendiendo;
que verdades absolutas
nunca existen bajo el cielo.