Ay la pasión
¡qué vivo sin vivir!, estos anhelos
que escondiendo el alma
dan el cuerpo,
mi cuerpo en tu cuerpo,
tu aliento en mi aliento,
pero sin conocerte.
Me hundo y, al soñar,
renazco, sobrevivo
y permanezco
mi cuerpo en tu cuerpo,
tu aliento en mi aliento,
para yo conocerte.
Ay la pasión
que inunda el alma toda
desde el cuerpo
en el que permanezco
mi cuerpo en tu cuerpo,
tu aliento en mi aliento,
ya conociéndote.
Pedro Jesús Cortés Zafra.